De jovencilla me carteaba con mis amigos del pueblo. Sí, tengo la tremenda suerte de tener un pueblito bueno (como dicen en Aquarius) en el sur, donde he pasado, y paso, días inolvidables.
Me encantaba el momento de abrir el buzón y descubrir una carta. Algo tan sencillo, me alegraba el día. Corría escaleras arriba para leerla y releerla, y me faltaba tiempo para contestar. Todavía conservo las cartas que mi mejor amiga me envió durante años, y cada vez que vuelvo a ojearlas, es como un maravilloso viaje al pasado. Ahora se ha perdido esa costumbre y en contadas ocasiones recibimos correspondencia que no sea publicidad o facturas.
Es por eso, que en en estas fiestas me gusta enviar y recibir felicitaciones de Navidad. Los buzones vuelven a llenarse de alegría y sorpresas, de ternura y amor, de deseos y buenos propósitos, por unos días regresa la magia.
En nuestras felicitaciones de este año, como en años anteriores, la protagonista es Candela. He utilizado unas tarjetas craft que venían con los sobres que utilicé para el regalo de cumpleaños de Pedro y que no había tenido ocasión de usar. Con un poco de washi tape y copos de nieve de fieltro, le he dado el aire navideño que deseaba.
Y ya tenemos nuestras tarjetas terminadas
Para completar la felicitación, he utilizado unos sobres de temática navideña, a los que he añadido unos troqueles de papel decorado en forma de copo de nieve. Este año me ha dado por los copos de nieve, y han inundado todos mis proyectos.
Feliz Navidad a todos.