A Candela este año los Reyes Magos le trajeron el mejor regalo del mundo: un bebé de juguete, al que bautizó como Pepa. Nombre que tuvo tan claro desde el principio, que no hubo más opciones.
Desde muy pequeñita le han fascinado los bebés y siempre va con uno a todas partes. Les da de comer, les limpia el culete, les mece mientras canta para que se duerman, les pasea en su carrito, les regaña si se han portado mal, les monta en su bici cuando salimos a dar una vuelta. Interactúa con ellos de un modo sorprendente, hasta el punto de que para ella son tan reales como su mamá o su papá.
Candela con un año y uno de sus inseparables bebés Ya apuntaba maneras |
Así que, cuando nos propuso celebrar el cumpleaños de Pepa, como os comenté en la entrada anterior, no lo dudamos, tendría su fiesta. Aprovechamos una tarde del fin de semana para hacer un bizcocho, preparar un pequeño tentempié, envolver un regalito y cantar el cumpleaños feliz.
Después, llegó la hora de abrir el regalo.
Candela está coleccionando los personajes de Peter Pan, el cuento favorito de toda su clase, así que aprovechamos y le regalamos a Pepa, un pack con dos de los que no tiene. Nada más verlos, nos dijo que Pepa los iba a compartir con ella porque es muy buena. ¡La monda!.
Fue una tarde muy divertida y Candela quedó encantada, así que la celebración fue todo un éxito.